DIARIO DE UNA CONFINADA. DÍA 44. CUANTO MÁS LEJOS, MEJOR
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DÍA 44. CUANTO MÁS LEJOS, MEJOR
Mi domingo estaba yendo genial hasta que he entrado en Internet.
Primero me ha saltado un anuncio de mascarillas con una ilustración de una cámara de fotos en ellas. Me he sentido insultada, como si fuese tan gilipollas como para querer decorar una maldita mascarilla con un dibujo de mi profesión. En serio, ¿qué necesidad? Está muy bien eso de que de todas las crisis surgen nuevas oportunidades, pero joder, no me seáis tan cutres.
Luego, he intentado echarme la siesta, pero nada. Deben haberse mudado de golpe, un montón de niños al piso de arriba porque sólo les oigo chillar y corretear de un lado a otro. Eso, o que sus padres, en vez de llevárselos de paseo, han decidido que como es domingo, después de caminar un rato, tocaba ir a comer a casa de los abuelos.
Quizás me estoy precipitando y para nada es el caso, pero como ya he visto fotos y vídeos de cómo familias descuidadas están invadiendo parques y plazas, pues me espero lo peor. Es evidente que no hemos aprendido absolutamente nada. Seguimos siendo igual de subnormales después de 44 días encerrados.
Yo he estado calladita, cumpliendo con todo como una señora de bien pero ya me estoy cansando. Quiero salir a patinar con Gordo, ir a ver el amanecer al mar, prepararme un bocata y subirme al monte, leer un libro en la terraza de la casa de mis padres, ganarle al ping pong a mi madre, intentar aprender a jugar al ajedrez con mi padre, pegarle sustos a Nathalie, enseñar a escalar a mis sobridemonios, hacer fotos a alguien que no seamos ni Gordo ni yo, salir sin miedo y sin preocuparme de cuándo voy a volver a entrar. Ser consciente de nuevo del día en el que vivo y no terminar la jornada susurrando: “ya queda un día menos”. Quiero besar y que me besen, abrazar mientras apoyo todos mis suspiros en unos hombros que no sean los míos y cerrar los ojos para sentir que mi hogar no es una casa. Quiero bailar y que algún testigo se ría y me diga que lo hago fatal, quiero tener una excusa para peinarme por las mañanas, quiero hacer deporte sin tener que ver algún vídeo de youtube que me motive. Quiero quemar mi maldita mascarilla y no tener que usar guantes más que para quitar las malas hierbas de la casa de la playa.
No quiero alborotos, ni fiestas grandes.
Quiero a los míos cerca y al resto, lejos. Muy lejos.