POUPONNIÈRE

El refugio de las almas inocentes

La Pouponnière, fundado por las Hermanas Franciscanas Misioneras que buscan proveer de las necesidades básicas a aquellos bebés que han quedado huérfanos o que necesitan de unos cuidados que sus familias no les pueden dar.

Debo advertiros que si alguna vez entráis corréis el peligro de que estos niños os roben no un parte, sino el corazón entero. Es como si las monjas hubiesen arrancado un pedazo de cielo y lo hubiesen instalado en ese lugar repleto de inocencia, amor y vida. 

Si te quedas quieto sentado, a los dos minutos tienes más de cinco bebés peleándose por obtener al menos una caricia de las palmas de tus manos.

Sólo os puedo confesar que cuando me han mirado he caído seducida bajo el mar negro de sus pupilas. Como aquellos marineros que morían hechizados presos del canto de las sirenas en Ulises. Así, me han vencido a mí con tan sólo un pestañeo.

De aquí vino mi hermana Natalie. Ella tiene dos años y medio. Hace poco pude estar con ella, y os juro que el sol sale y se pone con su sonrisa. Aún no la he visto llorar, ni entristecerse un sólo minuto. Cuando te acercas a ella, te abraza tan fuerte que parece que nunca antes habías sentido tanto amor.

Ella transforma los corazones, os lo prometo.

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Remys Door

Mi nombre oficial es María de los Remedios Puerta, así que tuve reinventarlo para que la gente que sólo conoce mis fotografías no pensase que era una abuelita de un pueblo de La Mancha. Así que ahora, soy Remys Door, encantada de saber que, de alguna manera, ya hemos cruzado un saludo. Nací en el norte de España, vi poco al sol, pasé frío y soñé mucho.

Estudié la carrera de Publicidad y RR.PP. me licencié y, como la crisis estaba en su máximo apogeo, decidí emprender y crear con uno de mis hermanos un cementerio virtual. Gran idea, ¿verdad? Para los muertos digo. Para nosotros, no tanta. Mientras escribía en un blog sobre lápidas, cementerios y cipreses, la fotografía llegó en un saco de los Reyes Magos gritando mi nombre. En aquella época, mi hermano mayor jugaba a cabalgar sobre sus billetes verdes -no el que estaba diseñando tumbas, ése era bastante pobre- y aquellas Navidades se vino arriba y me regaló una réflex. Recuerdo que aquel frío día de enero me eché a la calle nada más amanecer y comencé a hacerle fotos hasta a las hormigas que se amontonaban en frente de mi calle. Evidentemente, todas salieron desenfocadas, quemadas o demasiado oscuras. Pero... ¡Qué sensación aquella!

Aquel regalo marcó un antes y un después. Mi cámara se convirtió en una extensión de mi cuerpo. Incluso cuando no la llevo, sigo disparando. Así fue como a día de hoy, en vez de decirle a la gente que diseño tumbas virtuales, contesto que soy fotógrafa. Y más vale.

En este arduo camino que supone emprender he aprendido mucho y cuanta más experiencia acumulo, más necesidad tengo de compartir lo que sé. A través de mi cámara he descubierto quién soy. Creo que la fotografía tiene un poder terapéutico increíble: todas disparamos hacia fuera, mientras miramos hacia adentro.

Actualmente, además de sesiones de fotos, imparto cursos online relacionados con la fotografía, realizo mentorías creativas online, y escribo posts para distintas marcas. Todos mis servicios quieren cumplir el cometido de ayudarte en la comunicación de tu marca y a que en definitiva, te conozcas más a ti misma. Si te has quedado con ganas de saber más pregúntame lo que quieras. Te informaré encantada de lo que necesites. Y ya que estás aquí, ¡te deseo una feliz vida!