DIARIO DE UNA CONFINADA. DÍA 26: CASI GORDORUEDINES

DIARIO DE UNA CONFINADA

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DÍA 26. CASI GORDORUEDINES

Gordo casi se me queda paralítico esta mañana. Mientras paseábamos hemos encontrado una pelota de tenis. Mi animal se ha puesto a menear la cola frenéticamente porque cualquier objeto redondo le vuelve loco. Vete a saber lo que tiene en la cabeza. Inteligencia no, por supuesto.

Nos hemos puesto a jugar como en las películas de antena 3 de los domingos por la tarde: Dueña tira la pelota lejos y le grita a su mascota: “corre, tú puedes amigo” con música emotiva de fondo. Pero al segundo lance, la banda sonora ha pasado a ser melodramática y en consecuencia, mi perro subnormal se ha comido con sus piernas traseras la valla que siempre suele saltar ágilmente. Quizás te parece feo que insulte a mi perro pero vas a entenderme después de que te cuente que, en vez de quedarse quieto adoleciendo, ha continuado recorriendo el tramo que le faltaba para alcanzar la pelota, arrastrando sus piernas traseras.

En un segundo he visto pasar ante mis ojos, como en una película de Almodóvar, todo el drama de tener que fabricarle a mi perrijo, en plena cuarentena, una silla de ruedas para sus patas traseras.

He ido a socorrerle y al segundo, ha vuelto a corretear como si no supiera lo que significa el dolor. Va a ser que a uno de los dos sí que le marcó los sermones que mi padre solía darnos en tiempos jóvenes, que empezaban con un “los hombres no sienten dolor, ni frío”. Eso sí, en pleno invierno no le veías sin su abrigo de lana bien tapadito ¿eh?

Este incidente me ha llevado a preocuparme por el estado mental de mi mascota. Mi amiga Patri, que tiene un perro que parece que se ha escapado de un comic porque le dice “¡PUM!” y se tira al suelo como si lo hubiesen matado, me ha contado estrategias para que aprenda a hacer cosas y quizás así, deje de ser tan salvaje y torpe. Te mantendré informada si hay avances.

Luego, por la tarde, le he contado a una amiga que en Tinder puedes poner la localización que tú quieras porque el amor, en tiempos de cuarentena, no conoce de fronteras. Así que se ha dedicado, durante unas horas, a viajar a Australia, Nueva Zelanda, Noruega, Hawai y algún otro país donde hayan vestigios de genes vikingos.

¿Os he dicho que ha sido una amiga la que lo ha buscado? Mentira. He sido yo. No lo hagáis. Ya no me quedan esperanzas en la humanidad. Tan sólo vestigios.

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Remys Door

Mi nombre oficial es María de los Remedios Puerta, así que tuve reinventarlo para que la gente que sólo conoce mis fotografías no pensase que era una abuelita de un pueblo de La Mancha. Así que ahora, soy Remys Door, encantada de saber que, de alguna manera, ya hemos cruzado un saludo. Nací en el norte de España, vi poco al sol, pasé frío y soñé mucho.

Estudié la carrera de Publicidad y RR.PP. me licencié y, como la crisis estaba en su máximo apogeo, decidí emprender y crear con uno de mis hermanos un cementerio virtual. Gran idea, ¿verdad? Para los muertos digo. Para nosotros, no tanta. Mientras escribía en un blog sobre lápidas, cementerios y cipreses, la fotografía llegó en un saco de los Reyes Magos gritando mi nombre. En aquella época, mi hermano mayor jugaba a cabalgar sobre sus billetes verdes -no el que estaba diseñando tumbas, ése era bastante pobre- y aquellas Navidades se vino arriba y me regaló una réflex. Recuerdo que aquel frío día de enero me eché a la calle nada más amanecer y comencé a hacerle fotos hasta a las hormigas que se amontonaban en frente de mi calle. Evidentemente, todas salieron desenfocadas, quemadas o demasiado oscuras. Pero... ¡Qué sensación aquella!

Aquel regalo marcó un antes y un después. Mi cámara se convirtió en una extensión de mi cuerpo. Incluso cuando no la llevo, sigo disparando. Así fue como a día de hoy, en vez de decirle a la gente que diseño tumbas virtuales, contesto que soy fotógrafa. Y más vale.

En este arduo camino que supone emprender he aprendido mucho y cuanta más experiencia acumulo, más necesidad tengo de compartir lo que sé. A través de mi cámara he descubierto quién soy. Creo que la fotografía tiene un poder terapéutico increíble: todas disparamos hacia fuera, mientras miramos hacia adentro.

Actualmente, además de sesiones de fotos, imparto cursos online relacionados con la fotografía, realizo mentorías creativas online, y escribo posts para distintas marcas. Todos mis servicios quieren cumplir el cometido de ayudarte en la comunicación de tu marca y a que en definitiva, te conozcas más a ti misma. Si te has quedado con ganas de saber más pregúntame lo que quieras. Te informaré encantada de lo que necesites. Y ya que estás aquí, ¡te deseo una feliz vida!