LOS PROBLEMAS DE LAS EMPRENDEDORAS

LOS PROBLEMAS DE LAS EMPRENDEDORAS

los problemas de las emprendedoras

Y tú, ¿a qué te dedicas? Sí, éste es uno de los múltiples problemas de las emprendedoras. Y ahora, qué respondo, pienso siempre en mi cabeza.

Cada vez que alguien me pregunta sobre mi trabajo me echo a temblar.

¿A qué me dedico? Pues en primer lugar, a ser feliz. O al menos a intentarlo. Pero si ahondamos en el plano profesional, como emprendedora de pura sangre, mi respuesta automática suele ser: “soy fotógrafa”. Cuando mi coach -que fue como un oasis en el desierto, ya que supo calmar la sed que me provocaba el ser tan dispersa y caótica en mi manera de trabajar- me escuchó decir esto, me miró impaciente y me dijo: “Remy, tú haces muchas más cosas que congelar instantes y debes contarlo porque si no, que yo sepa, hasta la fecha no ha existido nadie que se pueda meter en el cerebro de otro ser humano y tener acceso a toda su información". Una mujer sabia ella.

Está claro que se me da fatal venderme y me cuesta horrores hacerlo. A día de hoy creo que se trata de un problema muy común entre mujeres emprendedoras. Quizás por la educación, por el miedo a sobresalir en el mundo de los negocios que hasta hace nada, pertenecía a los hombres, por inseguridades… ¿A vosotras os pasa? Me gustaría conocer vuestras experiencias y recolectarlas para hacer una sección llamada "Los problemas de las emprendedoras" para apoyarnos entre nosotras.

El caso es que este año me he propuesto cambiar en este aspecto, creerme del todo que soy muy buena en lo que hago y que me merezco estar donde deseo a base de esfuerzo, constancia y voluntad. He empezado el 2020 tan a tope, que ya me he leído varios libros sobre marketing emocional, tácticas para ser eficaz, emprendimiento… Pero esta es una historia que os relataré en otro post.

Así que a partir de ahora, cuando me pregunten a qué me dedico, responderé orgullosa:

Me dedico a la comunicación y soy fotógrafa. Hago sobre todo retratos, ya sea por encargo o para vender en el mercado de stock. En cuanto a la comunicación, imparto cursos sobre fotografía, doy mentorías creativas individuales o grupales en las que solvento crisis creativas, asesoro en temas de marketing o comunicación a pequeñas marcas, gestiono redes sociales, escribo artículos relacionados con todos estos temas, y edito fotografías de colegas del sector.

Vuelvo en un rato que voy a ensayar este discurso frente al espejo mientras sonrío y parezco muy segura de mí misma, ¿vale? Con lo fácil que me resulta escribir y luego me piden precios sobre algo y me pongo hasta roja, maldita sea.

En el colegio deberían impartir clases sobre emprendimiento, papeleos con Hacienda… En definitiva: Cómo ser tu propia jefa y no terminar saltando por el balcón.

Y vosotras, ¿cuál es vuestro mayor temor a la hora de emprender o qué se os da fatal? Venga contadme para que no sienta que soy la única que mide los metros de caída que hay desde la ventana de mi cuarto al suelo de la calle.

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Remys Door

Mi nombre oficial es María de los Remedios Puerta, así que tuve reinventarlo para que la gente que sólo conoce mis fotografías no pensase que era una abuelita de un pueblo de La Mancha. Así que ahora, soy Remys Door, encantada de saber que, de alguna manera, ya hemos cruzado un saludo. Nací en el norte de España, vi poco al sol, pasé frío y soñé mucho.

Estudié la carrera de Publicidad y RR.PP. me licencié y, como la crisis estaba en su máximo apogeo, decidí emprender y crear con uno de mis hermanos un cementerio virtual. Gran idea, ¿verdad? Para los muertos digo. Para nosotros, no tanta. Mientras escribía en un blog sobre lápidas, cementerios y cipreses, la fotografía llegó en un saco de los Reyes Magos gritando mi nombre. En aquella época, mi hermano mayor jugaba a cabalgar sobre sus billetes verdes -no el que estaba diseñando tumbas, ése era bastante pobre- y aquellas Navidades se vino arriba y me regaló una réflex. Recuerdo que aquel frío día de enero me eché a la calle nada más amanecer y comencé a hacerle fotos hasta a las hormigas que se amontonaban en frente de mi calle. Evidentemente, todas salieron desenfocadas, quemadas o demasiado oscuras. Pero... ¡Qué sensación aquella!

Aquel regalo marcó un antes y un después. Mi cámara se convirtió en una extensión de mi cuerpo. Incluso cuando no la llevo, sigo disparando. Así fue como a día de hoy, en vez de decirle a la gente que diseño tumbas virtuales, contesto que soy fotógrafa. Y más vale.

En este arduo camino que supone emprender he aprendido mucho y cuanta más experiencia acumulo, más necesidad tengo de compartir lo que sé. A través de mi cámara he descubierto quién soy. Creo que la fotografía tiene un poder terapéutico increíble: todas disparamos hacia fuera, mientras miramos hacia adentro.

Actualmente, además de sesiones de fotos, imparto cursos online relacionados con la fotografía, realizo mentorías creativas online, y escribo posts para distintas marcas. Todos mis servicios quieren cumplir el cometido de ayudarte en la comunicación de tu marca y a que en definitiva, te conozcas más a ti misma. Si te has quedado con ganas de saber más pregúntame lo que quieras. Te informaré encantada de lo que necesites. Y ya que estás aquí, ¡te deseo una feliz vida!