EL CAOS PRODUCTIVO DE VIVIR EN DOS LUGARES

EL CAOS PRODUCTIVO DE VIVIR EN DOS LUGARES

020_5875-Editar.jpg

El caos productivo de vivir en dos lugares tiene su explicación. Tengo decenas de cuadernos y aplicaciones que, cuando las compro o me las descargo, me digo a mí misma: Remy, este cuaderno lo vas a utilizar para apuntarte ideas que te vengan en la ducha. Esta aplicación para anotar frases que te inspiren a crear fotos… Y, ¿sabéis qué?

NUNCA CUMPLO NADA DE LO QUE ME DIGO.

Por eso llevo un par de días intentando encontrar un tema del que hablaros en el blog. Sé que en algún cuaderno escribí sobre un montón de temáticas. Pero vete a saber dónde está. Porque además, estoy de mudanza — me da que voy a utilizar esta excusa en múltiples ocasiones a partir de ahora —. Pero bueno, el viernes pasado en los Desayunos Creativos que hacemos los viernes en Clubhouse Lydia Fernández, Ariadna Carrascull y yo, comentaba Lydia que ella, cuanto más productiva es, menos creativa se siente.

Así que sigamos adornando nuestro caos y abracemos fuerte esta idea de que no se puede tener todo en la vida y de que ser un desastre organizativo en épocas apocalípticas, está de moda. Si alguien diseña una camiseta o una taza o un llavero en el que ponga: “Fuck productivity”, se la compro. Es mi nuevo slogan de vida.

En realidad creo que todo este desorden mental se debe más que nada a que, como estoy a medias entre dos casas, no consigo concentrarme como debería. Una la tengo patas arriba con todas las cosas rebosando en cajas, y la otra vacía, esperando impaciente a que la llame hogar.

Qué importante es eso, ¿verdad? Tener un espacio al que llamar hogar. En mi caso, después de tantos años trabajando en casa, me he dado cuenta de lo importante que es poder volver a un lugar que sea tuyo de alguna manera. Hasta la fecha, lo único que he considerado de mi propiedad ha sido a mi perro Gordo y a mi furgo Blackie. Nunca me había preocupado mucho la idea de tener una casa porque siempre me escapaba a viajar con la furgo cuando me agobiaba. Pero después de tanto tiempo confinada, mis prioridades han cambiado. No me entiendas mal, estoy deseando que abran fronteras y poder escaparme. Pero también pienso que poder pintar una pared de tu color favorito es como cuando un perro mea en una rueda y ya la considera suya y se siente empoderado.

Así que en esas estoy, eligiendo la paleta de colores que va a adornar mi casa, pensando qué sofá poner en ella y dándole vueltas a la idea de que quizás decorar mi casa con fotos mías puede ser un tanto narcisista. Pero oye, que te aseguro que en mi caso, el refrán “en casa de herrero cuchillo de palo” no se va a cumplir. Moriré narcisista.

En resumen, que tengo Pinterest echando fuego, mientras que mi cuenta bancaria está a punto de darle un bajón de tensión de esos que te piensas que te vas a morir en el acto.

Pero bueno, estoy abierta a sugerencias sobre mi hogar y sobre otro cualquier tema del que quieras que hable. Que me propuse escribir un post semanal y eso sí que lo tengo que cumplir como sea.

¡Ale feliz semana boniquers!

Comment

Remys Door

Mi nombre oficial es María de los Remedios Puerta, así que tuve reinventarlo para que la gente que sólo conoce mis fotografías no pensase que era una abuelita de un pueblo de La Mancha. Así que ahora, soy Remys Door, encantada de saber que, de alguna manera, ya hemos cruzado un saludo. Nací en el norte de España, vi poco al sol, pasé frío y soñé mucho.

Estudié la carrera de Publicidad y RR.PP. me licencié y, como la crisis estaba en su máximo apogeo, decidí emprender y crear con uno de mis hermanos un cementerio virtual. Gran idea, ¿verdad? Para los muertos digo. Para nosotros, no tanta. Mientras escribía en un blog sobre lápidas, cementerios y cipreses, la fotografía llegó en un saco de los Reyes Magos gritando mi nombre. En aquella época, mi hermano mayor jugaba a cabalgar sobre sus billetes verdes -no el que estaba diseñando tumbas, ése era bastante pobre- y aquellas Navidades se vino arriba y me regaló una réflex. Recuerdo que aquel frío día de enero me eché a la calle nada más amanecer y comencé a hacerle fotos hasta a las hormigas que se amontonaban en frente de mi calle. Evidentemente, todas salieron desenfocadas, quemadas o demasiado oscuras. Pero... ¡Qué sensación aquella!

Aquel regalo marcó un antes y un después. Mi cámara se convirtió en una extensión de mi cuerpo. Incluso cuando no la llevo, sigo disparando. Así fue como a día de hoy, en vez de decirle a la gente que diseño tumbas virtuales, contesto que soy fotógrafa. Y más vale.

En este arduo camino que supone emprender he aprendido mucho y cuanta más experiencia acumulo, más necesidad tengo de compartir lo que sé. A través de mi cámara he descubierto quién soy. Creo que la fotografía tiene un poder terapéutico increíble: todas disparamos hacia fuera, mientras miramos hacia adentro.

Actualmente, además de sesiones de fotos, imparto cursos online relacionados con la fotografía, realizo mentorías creativas online, y escribo posts para distintas marcas. Todos mis servicios quieren cumplir el cometido de ayudarte en la comunicación de tu marca y a que en definitiva, te conozcas más a ti misma. Si te has quedado con ganas de saber más pregúntame lo que quieras. Te informaré encantada de lo que necesites. Y ya que estás aquí, ¡te deseo una feliz vida!