DIARIO DE UNA CONFINADA. DÍA 48. NADIE TIENE LA CULPA
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DÍA 48. NADIE TIENE LA CULPA
En Murcia por fin nos han abierto el paseo que va al lado del río y estos días me estoy levantando a las seis y media de la mañana para ir con Gordo allí y pasearle sin correa. Os parecerá una locura, pero igual es mi momento favorito del día. Me voy parando en todas las flores que encuentro. Algunas no huelen a absolutamente nada, pero a mí me parece que todas echan unos aromas increíbles.
Es como si, debido al confinamiento, cuando salgo a la calle todo se convirtiese en una experiencia sensorial brutal. Imagino que así se sienten las personas que han comido setas alguna vez. Digo que lo imagino porque yo jamás en la vida he probado ningún tipo de hongos alucinógenos (vale, ¿mamá?).
Supongo que de eso es de lo que hablan muchos libros de auto ayuda ¿no? De estar presentes en el momento y saber apreciar hasta la brisa acariciándote el rostro. BLABLABLA. Todo eso se termina cuando salgo a la tarde a pasear a Gordo por el mismo lugar. Hay demasiada gente en todos los sitios y eso es algo que si antes ya me molestaba, ahora que soy una ermitaña orgullosa no os podéis hacer una idea.
Mi madre siempre me dice que en otra vida debió de ser esclava porque en esta le encanta servir a los demás. En serio, si te invita a comer y te puede preparar su mejor guiso y ver cómo te lo comes todo y repites, la harás la mujer más dichosa del planeta tierra. Yo en cambio, en otra vida debí ser mercenaria, porque el placer que me da imaginar que voy matando a las personas que no me caen bien es inmenso.
Así que, si algún día cometo un homicidio involuntario, en el juicio me defenderé diciéndole al juez: “Su Señoría usted debe entender que en otra vida fui Hitler y que en esta, pues quedan leves resquicios de su maldad. Culpe a ese tirano de bigote mal puesto. No a mí.”
Visto cómo rige la gente en esta sociedad, me parece que quizás hasta me absolverían con un argumento tan válido. Porque soy yo o tú también tienes la sensación de que los ciudadanos nos estamos comportando como críos pequeños, eludiendo ser responsables en una situación en la que nadie sabe cómo proceder correctamente. Vamos a ver, es evidente que lo de las fases es un lío y que nadie tiene claro los límites de qué se puede y qué no se puede hacer. Pero imagino que si a partir de los 18 años se nos permite beber, fumar y follar con libertad, también tendremos que asumir las responsabilidades de ser adultos y tomar decisiones en consecuencia ¿no?
A ver si ahora, te vas a contagiar del amigo Covi y le vas a ir al Presidente a pedir explicaciones de cómo coño ha pasado eso cuando has hecho lo que en las fases ponía que se permitía.
Que conste que no estoy defendiendo a ningún partido político ni nada por el estilo. Sólo digo que quizás, estaría bien que el concepto de “sentido común” lo fuésemos utilizando en común un poco todos. Más que nada, para que no nos vuelvan a encerrar otros cincuenta días. Porque si eso pasa, en cien años nacerá alguien que cometerá muchos crímenes y cuando tenga que defenderse le dirá al señor Juez: “Su Señoría usted debe entender que en otra vida fui Remy y que en esta, pues quedan leves resquicios de su maldad. Culpe a esa psicópata y a su maldito perro que se llamaba Gordo aunque estaba flaco. No a mí.”