LOS MAYORES FAILS QUE HE TENIDO EN EL MUNDO LABORAL
Los mayores fails que he tenido en el mundo laboral
Últimamente la gente me comenta mucho que se ve que me está yendo bien en el trabajo y que cada vez comunico mejor y avanzo a buen puerto con mi marca personal. A mí me entra la risa porque en realidad, entre bastidores, ando un poco desquiciada haciendo malabares para llegar a fin de mes de una manera digna y aprendiendo un montón de cosas a la vez para no quedarme atrás. Esto es como esas parejas que ves en redes sociales que están todo el día demostrando al mundo cuánto se quieren pero en la vida privada ni se miran a la cara. Sólo que yo no tengo que aguantar a ningún guaperas postureta. Eso sí, tengo a mi Gordo que me suele dar lametones cuando me voy quedando sin energías y eso reconforta bastante más que un: “Te quiero nena”.
Bueno, que me lio con las comparaciones y no avanzo con el mensaje. Lo que quiero decir es que no es oro todo lo que reluce. Que a veces me da pánico la sociedad en la que nos estamos convirtiendo al ver que nos creemos todo lo que se muestra en redes sociales, cuando en realidad el verdadero trabajo, esfuerzo y sacrificio está teniendo lugar tras el telón.
Así que, se me ha ocurrido hacer una lista con los mayores fails que he tenido en el mundo laboral. Para así mostraros que es, tras las cámaras, donde realmente ocurren las cosas importantes y que, aunque no os vaya contando mis fracasos, estos son protagonistas de mucha parte de mi vida diaria. Allá voy:
Cuando terminé la carrera de Publicidad y RR.PP. entré a trabajar en prácticas en una pequeña empresa que estaba intentando despegar y se dedicaban a hacer cortos y videojuegos en 3D. Mi labor era gestionar su comunicación y conseguirles clientes. Pensaba que les iba a hacer crecer inmensamente porque claro, había estudiado muchos casos de empresas en la uni y en aquellos tiempos, creía que leyendo se aprendía más que haciendo. Pues evidentemente, fue un FAIL en toda regla. Mi despedida se resumió en cero clientes en cuatro meses y un “hasta nunki Remy” por parte de los jefes.
Después tuve suerte y trabajé de becaria en una editorial encargándome también de temas de comunicación, diseño gráfico y gestión de contenidos. Todo iba genial hasta que… Un día mi jefa vino a verme y me dijo entre risas:
— Remy, te he visto en vídeo y salías muy favorecida.
— ¿Cómo que en vídeo?— le contesté nerviosa mientras hacía un repaso mental de cuáles de mis momentos estelares podían haber sido grabados. (En este punto debes tener en cuenta que yo era muy joven y siempre había soñado con ser una estrella de Rock. Entonces cuando salía a bailotear y me bebía un par de chupitos de jagger pues me convertía en Jimi Hendrix o Patti Smith. La única pega es que no tocaba la guitarra ni tampoco tenía un tono de voz dulce).
Mientras me guiaba a su despacho para que viera mi vídeo caí en la cuenta: “Maldita sea, el vídeo de las fiestas de mi pueblo cuando me subí al escenario”. Si no conoces la historia, pincha en el link y ríete un rato.
Pues eso, que mi jefa y los 200 empleados de la empresa habían visto un vídeo de la becaria subiéndose a un escenario robándole el micrófono al cantante y coreando su nombre. Yo, que me había labrado una reputación de adorable y trabajadora en la empresa, con un simple click a Youtube lo había perdido todo.
Lo bueno fue que tenía una jefa bastante molona y no me despidieron. Pero ojo, si en algún momento de tu existencia te encuentras en una situación en la que a tu alrededor hay botellas de jagger y cámaras de vídeo, no confíes en que algo bueno vaya a salir de ahí.
Tras mi experiencia de becaria, a mi hermano Pepe y a mí nos dieron una beca para montar un cementerio virtual. Sí, tal cual lo oyes. Mi hermano se encargaba de programar escenarios en 3D de cementerios reales y yo de diseñar la web, escribir contenido sobre la muerte y demás tareas bizarras. A mí me dieron varias subvenciones por ser valiente y lanzarme a emprender con una idea tan tan… No encuentro un calificativo adecuado. No conseguimos ningún cliente porque la comunicación no era efectiva: todos estaban muertos. El dinero que recibimos se lo terminamos regalando a Hacienda en un gran porcentaje y ahí descubrí que lo de tener una empresa y pagar muchas cosas sin tener ingresos no era muy divertido.
Luego trabajé en un estudio de fotografía donde era inversamente proporcional lo poquísimo que cobraba con lo que trabajaba. Pero no me importaba porque me encantaba lo que hacía. Vamos, que no valoraba nada mi tiempo y era tan imbécil que podría haberlo hecho hasta gratis. Ahora odio escuchar a emprendedores que están lanzando su negocio decir eso. Nunca digáis esa frase. Sí importa lo que trabajes. Siempre importa.
Me di cuenta de que odiaba que alguien me pusiese horarios o me mandase tareas absurdas y decidí que quería volver a ser mi propia jefa. Emprendí como Fotógrafa de Bodas y me fue bien. Pero cuanto mejor me iba más odiaba el trabajo. Así que lo dejé. Un día me levanté y dije: ya no soy fotógrafa de bodas. Y volví a ser pobre porque nunca había pensado en lo importante que es en la vida tener un Plan B para todo.
Uno de mis últimos fails laborales más heavys ocurrió el otro día cuando lancé Mi Método Antiresaca Fotográfica. Llevaba preparando el contenido muchos meses y dedicándole todo mi amor porque era el primer curso que lanzaba por mi cuenta. Días antes del lanzamiento había estado haciendo pruebas del método de pago y cuando lo lancé se me olvidó desactivar el modo de prueba. A los días, al ver que había gente interesada pero que nadie compraba me extrañe y fui a revisar todo. Me di cuenta de que nadie podía comprarlo porque estaba en modo prueba: ¡BRAVO!
Y tú, ¿qué FAILS has tenido en tu trabajo? ¡Vamos a compartirlos que así se hacen más pequeñitos y nos reímos de nuestras desgracias!