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DELTA DEL SALOUM

200 islas e infinitos bosques de manglares

El Delta del Saloum es enorme y su agua, salada. Así que la decepción de mi padre se palpa al saber que no podrá ver cocodrilos acechando a la pirogue. El sitio comprende una red de canales con más de 200 islas e islotes, bosques de manglares, zonas costeras atlánticas y un bosque seco. Una porción del mismo fue designada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Lo que más se ve son pájaros. De todas las clases y estilos. Pero yo, al igual que mi padre, esperaba que el trayecto fuera más peligroso. No es que no fuera bonito, era encantador. Pero oye que estoy en África y quiero ver animales salvajes. Que para ver pájaros ya me voy al parque de mi casa y me como unas pipas.

Pero atravesar el Delta mereció muchísimo la pena porque paramos en dos poblados ajenos a los problemas mundanos de las grandes ciudades. Cada uno instalado en una isla de alrededor de 200 habitantes.

En el primero visitamos la escuela y conforme avanzábamos por el interior del pueblo íbamos ganando más y más seguidores. El ambiente era muy acogedor ya que venían los más peques del lugar y te agarraban sin avisar del dedo meñique y te miraban con los ojos del gatito de Shrek. Así que me dejaba querer y ellos se sentían orgullosos de pasear agarrados de la mano de un Toubab. Como si yo fuera el premio de consolación tras una vida llena de privaciones.

Los niños más rebeldes, se escapan de sus clases -valientes fugitivos-, y nos acompañan de vuelta hasta la pirogue. Se despiden emocionados y felices de que un ser blanco haya irrumpido esa mañana en sus tierras. Así, mientras aprecio sus cuerpos cada vez más diminutos y lejanos soy consciente de que seguramente sea la última vez en la vida que los vuelva a ver.

Adiós pequeños, adiós.